Normal

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Uno de los procesos más ocultos, opacos y escabrosos de la política migratoria es la máxima expresión de su ejecución: las deportaciones. O sea, el momento en el que una persona es arrancada literalmente de este país. Con lo puesto y sin previo aviso, las personas aterrizan en lugares que no tienen por qué ser sus países de origen. Maltratadas y humilladas por uno de los procesos más vergonzosos llevados a cabo por nuestros gobiernos, por su violencia y su falta de transparencia.

La manta no es nuestro sueño, pero es nuestro pan.
Hubo un día en que fue delito, y nos enfrentamos al acoso policial, juicios, elevadas multas. Y a las cárceles.
Tras ese día, la manta se despenalizó, porque se consideró que el daño que hace un mantero es mínimo comparado con la pena que se le puede imponer por vender.
Ahora puede volver todo a ser como antes. De la noche a la mañana nos convierten en criminales. Sí, nos convierten. Porque nosotros no lo somos.

Los nuevos delitos se dirigen particularmente a la ciudadanía activa políticamente y a los sectores de la población que viven en la precariedad

Las protestas del pueblo serán castigadas para proteger al gobierno

Los delitos que cometa el pobre serán mucho más castigados que los que cometa el rico

Al juzgarte, en la balanza pesará quién eres y tu supuesta peligrosidad para con quien hace las leyes

Podrás pasarte toda la vida en la cárcel, sin opción a la reinserción

En el manual de instrucciones del abuso de poder se explica claramente cómo:

Si después de tomar medidas que sólo beneficia a las empresas privadas (en materia de sanidad, vivienda, transporte, educación empresas de seguridad) o de verse envuelto en farragosos escándalos de corrupción, o de realizar recortes sociales, y un largo etcétera...

Si después de todo eso, resulta que la gente se solivianta, puede tomar las siguientes medidas:

"Tienen miedo.
Saben que la protesta social está viva.
Que es fuerte.
Que provoca el cambio.
Que no se rinde.
Que vela por el bien común.
No por el del poderoso.
Por eso tienen miedo.
Pero no nos van a callar.
Queren arruinarnos con multas.
Encerrarnos.
Destrozarnos.
Asustarnos.
¿Y por qué?
Porque no pueden convencernos.
Pero es demasiado tarde.
Creemos en lo que hacemos.
Para caminar, soñamos."